oracion del dia 13 de agosto del 2024
Oración del día
Oración a la Virgen María
Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, te
suplico humildemente que escuches la oración de la humilde señora que me
acompaña en este momento. Tú, que conoces las penas y las alegrías de la vida,
que sufriste y lloraste junto a tu Hijo amado, acoge con ternura y misericordia
las súplicas que salen de su corazón.
Madre Santísima, tú que fuiste testigo del dolor y la
angustia, y que en tu bondad infinita nos ofreces tu manto protector, mira con
ojos de compasión a esta mujer que cada día se esfuerza por llevar adelante su
vida, enfrentando con valentía las dificultades que se le presentan.
Tú que conoces sus luchas, sus preocupaciones y sus más
íntimos anhelos, intercede por ella ante tu Hijo, para que reciba la fortaleza
necesaria en los momentos de debilidad. Acompáñala en sus jornadas llenas de
trabajo y responsabilidades, donde el cansancio y la incertidumbre a veces
nublan su camino.
Virgen de los Dolores, te ruego que alivies las cargas que
pesan sobre sus hombros, esas cargas que a veces parecen demasiado pesadas para
llevar sola. Que encuentre en ti el consuelo en sus noches de soledad, cuando
el silencio de la casa le recuerda las ausencias, y en esos momentos donde los
recuerdos del pasado la llenan de nostalgia.
Madre misericordiosa, derrama tu gracia sobre ella, para que
sus manos nunca se cansen de sembrar bondad, y que su corazón, aunque golpeado
por las pruebas de la vida, siga latiendo con fe y esperanza. Guíala en sus
decisiones diarias, para que siempre encuentre el camino correcto y que el
temor no la paralice frente a los desafíos que puedan surgir.
Te pido también, oh Madre Amada, que cuides de su salud, que
cada día sienta la fuerza de tu amor que la renueva y la sostiene. Que no falte
en su hogar el pan de cada día, ni la paz que solo tú puedes otorgar. Llena de
bendiciones a aquellos que la rodean, para que en su vida abunde el amor y la
compañía.
Oh Virgen de la Esperanza, enséñale a confiar en los
designios de Dios, aunque a veces no pueda entenderlos. Que sepa que, aunque
los caminos de la vida sean inciertos, tú siempre estás a su lado, guiándola y
protegiéndola.
Que tu manto sagrado la cubra y la resguarde de todo mal, y
que sienta siempre la certeza de tu presencia en su vida, iluminando sus días y
fortaleciendo su espíritu.
Madre Nuestra, dale la paz que tanto anhela, la serenidad en
los momentos de inquietud, y la alegría de vivir plenamente en la luz de tu
amor
Oh Dulce Madre, te pedimos que sigas derramando tus
bendiciones sobre esta humilde señora que confía en tu amor y protección. Que
cada paso que dé esté guiado por tu luz, y que en su corazón siempre habite la
paz que tú, con tanto amor, le ofreces.
Te rogamos, Madre Santísima, que alivies sus preocupaciones,
esas que a veces la desvelan en la quietud de la noche. Que en esos momentos de
incertidumbre, donde las dudas y los temores quieren apoderarse de su mente,
ella encuentre en ti el refugio seguro y la calma que tanto necesita.
Permítele, oh Madre de la Misericordia, que en medio de las
tormentas de la vida, su fe no se tambalee, sino que, al contrario, se
fortalezca. Que en cada dificultad vea una oportunidad para acercarse más a tu
Hijo, nuestro Señor Jesucristo, quien con su infinita bondad y compasión,
siempre la sostiene.
Madre del Perpetuo Socorro, acoge con ternura a esta señora
que, con humildad, recurre a ti en busca de amparo. Que en sus días de
tristeza, donde la soledad y el dolor puedan parecer abrumadores, tú le brindes
consuelo y la certeza de que no está sola, pues tú caminas siempre a su lado.
Que en su hogar, Virgen Bendita, nunca falte la armonía y el
amor. Que los lazos familiares se fortalezcan bajo tu manto protector, y que el
amor que ella da, sea devuelto con creces, llenando su vida de alegría y
gratitud.
Te pedimos, oh Madre de la Divina Gracia, que le concedas la
sabiduría para enfrentar las decisiones difíciles, la paciencia para soportar
las pruebas que el Señor permita en su camino, y la fortaleza para no
desfallecer en los momentos de adversidad. Que en cada acción y pensamiento,
ella sepa que cuenta con tu intercesión y tu apoyo.
Oh Madre del Amor Hermoso, enséñale a mantener siempre viva
la llama de la esperanza, aun cuando el panorama se muestre oscuro. Que sepa
que, después de la noche más oscura, siempre llega la aurora, y que en cada
amanecer, tu amor le ofrece un nuevo comienzo.
Permítele, Virgen de la Alegría, encontrar motivos para
sonreír en cada día, y que su corazón se llene de gozo al recordar tus
bendiciones. Que su vida sea un testimonio de tu amor y de la fe que en ti
deposita, inspirando a otros a acercarse más a ti.
oh Madre de la Consolación, te pedimos que la
acompañes hasta el final de sus días, que en ese último viaje hacia la Casa del
Padre, sienta tu mano maternal guiándola con suavidad, y que en el cielo, pueda
encontrar el descanso eterno en la presencia de tu Hijo Amado
Oh Madre de las Lágrimas, tú que conoces el dolor más
profundo, aquel que atraviesa el alma y deja cicatrices imborrables, acoge en
tu regazo a esta humilde señora que sufre en silencio, que lleva en su corazón
el peso de tantas penas y tristezas que a veces parecen insuperables.
Virgen Santísima, tú que estuviste al pie de la cruz, viendo
a tu Hijo amado entregar su vida, entiendes como nadie el sufrimiento de una
madre, de una esposa, de una hija que ha visto partir a sus seres queridos, que
ha enfrentado la soledad de la pérdida y el vacío que deja la ausencia de
quienes han partido de este mundo.
Madre Dolorosa, te ruego que consueles a esta señora en sus
noches más oscuras, cuando las lágrimas no encuentran consuelo, cuando el peso
de la vida se vuelve casi insoportable, y las fuerzas parecen flaquear. Dale el
consuelo que necesita, esa paz que solo tú puedes ofrecer, esa paz que calma el
alma y serena el corazón.
Intercede por ella, Virgen de los Desamparados, cuando el
dolor la abrume, cuando el mundo parezca darle la espalda y sienta que no tiene
a dónde acudir. Que en esos momentos de desamparo, ella pueda encontrar en ti
una Madre amorosa que nunca la abandona, que siempre la escucha, aun en los
silencios más profundos.
Madre de la Esperanza, te pedimos que mantengas viva la
llama de la fe en su corazón, incluso cuando las pruebas de la vida la hagan
dudar. Que en los días de enfermedad, cuando el cuerpo ya no responda como
antes, cuando el dolor físico se sume al dolor del alma, ella pueda encontrar
consuelo en la certeza de que tú siempre estás con ella, ofreciéndole tu amor
incondicional.
Tú que fuiste testigo del sufrimiento de tu Hijo en el
Calvario, entiende el sufrimiento que esta señora siente al ver a los suyos en
dificultades, al enfrentar ella misma la crueldad de la vida, donde a veces
parece que no hay salida, donde las puertas se cierran y las esperanzas se
desvanecen. Te pedimos, Madre, que no permitas que la desesperación la invada,
que aunque las pruebas sean duras, ella pueda sentir tu presencia, tu apoyo y
tu amor.
Oh Virgen de los Milagros, te rogamos que, en esos momentos
donde la tristeza se convierte en un compañero constante, donde el dolor parece
no tener fin, tú obres en su vida un milagro de sanación, no solo del cuerpo,
sino también del espíritu. Que pueda encontrar la paz que tanto anhela, esa paz
que viene de saber que tú, Madre, estás cuidando de ella, que no la dejas sola
en su sufrimiento.
Madre de la Misericordia, te pedimos que acompañes a esta
señora en cada lágrima, en cada suspiro, en cada momento de angustia, y que le
des la fuerza para seguir adelante, para encontrar un propósito en medio del
dolor, para seguir confiando en los designios de Dios, aun cuando no los
entienda, aun cuando todo parezca perdido.
Que en esos momentos en los que la vida parece arrebatarle
lo poco que tiene, ella pueda encontrar en tu amor un refugio seguro, un lugar
donde sanar sus heridas, un lugar donde su dolor se transforme en esperanza, y
donde pueda sentir que, aunque el camino sea duro, tú siempre estás a su lado,
guiándola, amándola y protegiéndola.
Amén.
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